Es una práctica que combina exhibicionismo, voyeurismo e intercambio de
parejas. Aunque surgió en los 70´s, hoy se habla de ella gracias al éxito
mundial de la trilogía “Cincuenta sombras de Grey”, que descubre el lado más
oscuro de la sexualidad.
Un lugar público (un parque, una calle poco concurrida o un
bosque cerca del mar) pueden ser algunos de los sitos elegidos para hacer
dogging. Consiste en tener sexo en zonas apartadas y convoca a otras parejas.
Se realiza frente a la mirada de voyeurs o fisgones que pueden, o no, ser
invitados a participar.
Los doggers son parejas heterosexuales que gustan de este
tipo de prácticas y alcanzan con ellas el máximo de excitación sexual. Las
edades rondan entre los 25 y los 50 años e interesan tanto a varones como
mujeres.
Esta experiencia suele estar incluida entre otras tantas que
conforman el erotismo y el sexo. Sin embargo, existen parejas que las prefieren
casi con exclusividad dado el alto nivel de placer que provoca el “morbo” del
sexo en público.
Es frecuente que inicie el juego una pareja que está en un
auto. La forma más habitual es comenzar a tener sexo dentro del automóvil,
mientras otros se acercan para mirar o participar, si se los invita a hacerlo.
Existen algunos códigos o señales: si las puertas o ventanillas permanecen
abiertas, el que se acerca puede participar; si la luz interior del auto está
encendida significa que sólo quieren ser vistos; si la puerta queda abierta,
hay vía libre.
Los videos “hot”, otro mundo
No se considera la exposición de fotos o videos sexuales en
la Web como una variante del dogging. En todo caso, incrementa fantasías
exhibicionistas.
El doggers siente
placer por el contacto real que se produce ante desconocidos en un espacio
carente de privacidad. El estímulo sexual que significa el anonimato y la falta
de intimidad remiten a un sexo más salvaje, pulsional. En este espacio de morbo
real, de cuerpos desnudos en el sentido más literal, donde se diluye el pudor,
no hay lugar para la virtualidad.
Las reglas del encuentro
* Ser adulto con acuerdo voluntario entre las partes.
* Mantener el anonimato.
* Tener respeto entre las personas que participan.
* Estar alejados de lugares concurridos.
* No entrometerse si no es invitado a participar.
* Guardar agendas o celulares para no ser luego ubicados o
ser víctimas de chantaje. Tampoco conviene llevar objetos de valor.
* No seguir la relación en un domicilio.
* Usar preservativos.
Por el doctor Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo.
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