Hay varias maneras de alcanzar el clímax y potenciar la satisfacción de
la pareja. Revelamos las reglas de oro de la multiorgasmia femenina y
masculina.
Para lograr el placer total, la pareja debe iniciar la
relación de una manera consciente. En el caso del hombre, cuando recibe un
estímulo sexual libera naturalmente en su cuerpo una sustancia que provoca la
relajación y luego prepara su cuerpo para concretar el acto. Lo que debe
aprender el hombre es a mantener el estado de relajación el mayor tiempo
posible para no llegar al "final". Es entonces cuando la mujer
desarrolla una mejor calidad orgásmica.
Para multiplicar la satisfacción, el primer paso es
concentrarse en todo el cuerpo y comenzar a relajarse para generar una química
perfecta. Con la práctica, ambos amantes podrán sentir cómo cada parte del
cuerpo tiene diferente sensibilidad, y descubrirán que no existe una zona donde
no se pueda disfrutar intensamente del contacto con el otro.
Cuando se estimula la piel con caricias, masajes o besos el
cuerpo vibra como un espacio erógeno en su totalidad: este es el principio que
va a enriquecer la experiencia erótica. Lo importante es saber que con la
técnica y el conocimiento necesario del cuerpo, tanto hombres como mujeres
pueden conseguir experiencias multiorgásmicas.
El ABC del clímax
El mecanismo del orgasmo se puede explicar como una
explosión liberadora de energía sexual. Esta explosión provoca la contracción
muscular de todo el cuerpo y la posterior relajación. La frecuencia temporal de
las contracciones musculares es de décimas de segundos, en ambos sexos.
El orgasmo único. Consiste en una descarga sexual
fisiológica que provoca placer en ese momento puntual. En ambos sexos puede inducirse
a través de técnicas de autosatisfacción, sin necesidad de la participación de
otra persona. La duración es de entre dos y diez segundos.
Los orgasmos múltiples. Este estado de placer se genera a
partir de una relación donde la pareja realizó una estimulación corporal
correcta. Se multiplica la experiencia de cada contracción corporal, con
descansos de dos a diez minutos en los hombres. En las mujeres pueden ser más
continuadas, con distinta intensidad y regularidad.
Los orgasmos encadenados. Se trata de una secuencia de
orgasmos continuos al punto de que constituyen un largo orgasmo único,
compuesto de seis a doce orgasmos sin pausa. En el caso del hombre la
eyaculación se da sólo en el último período de estas contracciones orgásmicas.
En la mujer, una vez que comienza no se detiene la liberación del placer.
Cuando la mujer controla el orgasmo encadenado, depende de ella cuándo desea
finalizar la sesión erótica.
Período refractario. Se define así al tiempo de descanso que
existe después de un orgasmo: es el tiempo que necesita el cuerpo para
recuperarse de la descarga y volver a excitarse. En el caso de las mujeres,
esta fase puede abarcar entre uno y diez minutos, según la estimulación
apropiada del amante. En los hombres, la etapa refractaria dura más tiempo,
entre catorce a veinte minutos, y depende de la propicia motivación de su
pareja. Los tiempos también dependen de la edad de los amantes, la práctica que
tengan y la experiencia que hayan hecho juntos.
El placer es ilimitado cuando se libera la mente a través
del conocimiento verdadero de todo nuestro poder sexual.
Extractos del libro “El amante perfecto. El TAO del amor y
del sexo”, de editorial Vergara. La autora es Mabel Iam, psicoterapeuta,
especialista en relaciones personales y escritora de bestsellers.
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