El autoerotismo ocupa un lugar central en la plenitud sexual de la
mujer. El mensaje es claro: conocerse mejor abre caminos insospechados. Más del
68% afirmó practicar la masturbación y sólo el 10% confesó sentirse culpable
por ello.
Un 25% de las encuestadas la practica regularmente, a razón
de una vez por día. Aunque sea un ejercicio solitario que tiene lugar fuera de
la pareja, masturbarse permite conocerse mejor y alimentar las fantasías, lo
que aumenta el placer. La masturbación femenina adopta la forma de ritual, es
menos pulsional que la de los hombres, asegura Brenot. “La mujer prefiere la
estimulación manual del clítoris y la excitación mediante las fantasías,
mientras que para la mayoría de los hombres la fuente de excitación es la
pornografía”, detalla el experto.
Pero la masturbación, aunque parte esencial de la
sexualidad, no está exenta de “peligros”. Llegar al orgasmo de manera
automática mediante la masturbación puede impedir alcanzarlo en pareja de otro
modo. Brenot explica que “la ritualización del orgasmo clitoriano puede
provocar que otro tipo de estimulación, incluso el coito, produzca incomodidad.
De ahí la importancia de desarrollar la sexualidad tanto en solitario como en
pareja”.
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